La muerte por influenza del migrante guatemalteco, Carlos Gregorio Hernández Vasquez de 16 años, bajo custodia de la Patrulla Fronteriza en Texas, causó indignación entre la opinión publica y revivió las críticas contra las autoridades migratorias de Estados Unidos.
Notimex
Austin, 6 de Diciembre (Notimex).- La muerte por influenza del migrante guatemalteco, Carlos Gregorio Hernández Vasquez de 16 años, bajo custodia de la Patrulla Fronteriza en Texas, causó indignación entre la opinión publica y revivió las críticas contra las autoridades migratorias de Estados Unidos.
ProPublica, una organización de periodismo de investigación, reveló la víspera un video que documenta las últimas horas con vida del adolescente en el interior de una celda de concreto, sin atención médica adecuada por parte de la Patrulla Fronteriza.
Cuestionó a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) por no brindar la debida atención a las personas que tiene bajo su custodia, especialmente cuando se trata de menores de edad.
En el video se puede ver como Carlos se encuentra en una celda de la CBP en Weslaco (valle de Río Grande, Texas), donde permanecía aislado junto a otro menor que estaba enfermo y dormía profundamente bajo una manta de papel.
Según ProPublica, Carlos caminó tambaleándose hacia el excusado de su celda en la estación de la Patrulla Fronteriza en Weslaco, Texas, antes de desvanecerse en el trayecto y permanecer inmóvil durante más de cuatro horas, hasta que su compañero de celda los descubrió muerto el 20 de mayo pasado.
Enseguida pide ayuda y dos agentes entran a comprobar qué estaba pasando, pero ya era tarde porque el migrante guatemalteco estaba muerto.
ProPublica destacó en su investigación que Carlos fue revisado por una enfermera en el centro de procesamiento de la CBP de McAllen y le diagnosticó una gripe con fiebre de 39.4 grados, por lo que recomendó revisar la temperatura del chico cada dos horas y llevarlo a urgencias si su situación empeoraba.
Cabe subrayar que Carlos fue el sexto niño migrante en morir luego de ser detenido mientras ingresaba a Estados Unidos en menos de un año. Algunos murieron por enfermedades preexistentes, pero al menos otros dos murieron por la gripe diagnosticada mientras estaban bajo custodia de la Patrulla Fronteriza.