La bacteria que produce la tifoidea se llama Salmonella tifhy, contamina principalmente los alimentos lácteos (leche, queso, crema, mantequilla), los mariscos que crecen en lugares cercanos a puntos de eliminación de aguas residuales y las verduras que son regadas con aguas contaminadas.
Redacción
Guanajuato, Gto; 24 de noviembre de 2020.- La bacteria que produce la tifoidea se llama Salmonella tifhy, contamina principalmente los alimentos lácteos (leche, queso, crema, mantequilla), los mariscos que crecen en lugares cercanos a puntos de eliminación de aguas residuales y las verduras que son regadas con aguas contaminadas.
Las medidas higiénico-dietéticas, cada vez más generalizadas entre nuestra población, han permitido la disminución del número de casos de este padecimiento, dijo el doctor Juan Carlos González Tarelo, epidemiólogo de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) No. 48 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Guanajuato.
Asimismo, indicó que lavar bien los alimentos, preservarlos en buen estado, no consumirlos si pueden estar contaminados o si se tiene duda de su procedencia, como los que se expenden en puestos callejeros, así como abstenerse de beber agua no purificada, son sencillas medidas para evitar el contagio de fiebre tifoidea. También hay que lavar bien los utensilios de cocina y las manos, antes de comer y después de ir al baño.
Afirmó que el contagio directo entre el enfermo y las personas de su entorno es posible, pero no frecuente. Los insectos también actúan como transmisores.
El doctor González Tarelo explicó que la fiebre tifoidea puede afectar intestino, riñones e hígado, y ocasionalmente el torrente sanguíneo y el tejido linfático que sirve como generador de células de defensa del organismo. La bacteria tiene su ciclo de vida en la vesícula biliar, donde se reproduce para luego ser eliminada con la bilis a través de conducto hepático.
El periodo de incubación de la bacteria puede ser de siete a catorce días y prolongarse hasta treinta, tiempo en que se manifiestan los síntomas: malestar general, debilidad, pérdida de apetito, dolor intenso de cabeza (cefalea), diarrea, vómito. Algunos pacientes pueden presentar constipación, sudoración, tos o crecimiento de los órganos.
Estos síntomas se mantienen durante cinco días en promedio hasta que inicia el periodo febril, con temperaturas de cuarenta grados centígrados. Hay anorexia o falta de apetito, dolor muscular o mialgias, malestar general, deterioro del nivel de conciencia de la persona y aparecen lesiones rojas en la piel.
La población derechohabiente del IMSS, puntualizó, cuenta con orientación sobre la prevención del padecimiento a través de la sana alimentación y la importancia de la higiene en general, en las Unidades de Medicina Familiar (UMF) del Instituto.
Para su tratamiento, concluyó, por lo general se prescriben líquidos intravenosos y electrolitos (sales de potasio, magnesio, sodio, calcio, proteínas, fosfatos) y, para matar la bacteria, antibióticos que deben ser elegidos cuidadosamente debido al aumento de las tasas de resistencia a éstos en todo el mundo.