En nuestro cuerpo hay más de 800 mil millones de células trabajando continuamente en relativa armonía. En nuestro cerebro tenemos 13 mil millones de neuronas obrando continuamente. En nuestros ojos tenemos 100 millones de receptores que nos permiten gozar de la magia de los colores y de la luz.
En nuestros oídos hay 24 mil millones de filamentos que vibran con el viento. Tenemos 500 músculos, 200 huesos y 7 mil nervios. Nuestros pulmones contienen 6,000 millones de alvéolos purifican el aire que reciben y libran a nuestro cuerpo de desperdicios dañinos.
Tenemos un corazón que bombea hora tras hora, 36 millones de latidos al año, impulsando la sangre a través de 100 mil kilómetros de venas y arterias, que llevan más de 2 millones de litros de sangre al año.
Nuestra sangre es un formidable tesoro. Son apenas 4 litros pero allí hay 22 millones de células sanguíneas, y en cada célula hay muchas moléculas y en cada molécula hay un átomo que oscila más de 10 millones de veces por segundo. Cada día mueren 2 millones de nuestras células y son reemplazadas por 2 millones más, en una “resurrección” que ha continuado desde el día que nacimos.
En nuestro cerebro hay 4 millones de estructuras sensibles al dolor. 500 mil detectores táctiles y 200 mil detectores de temperatura. Indudablemente somos unas máquinas biológicas sumamente complejas y en constante evolución. Hemos desarrollado un pensamiento abstracto a través de las diversas disciplinas y ciencias, que nos ha sido posible identificarnos en el cosmos.
Hay quienes sostienen que nuestros orígenes provienen de una “obra divina”. Creaturas “predilectas” de una inteligencia creadora que nos ha posicionado en el centro del universo, donde todo gira a nuestro alrededor, el Sol, la Luna y las estrellas.
Y otros que somos accidentales productos orgánicos de enmarañadas combinaciones moleculares y celulares de millones de años atrás. Que estamos íntimamente emparentados con los grandes simios y que solo somos pasajeros de un pequeñísimo planeta rocoso circundante de un astro mediocre llamado el Sol, una estrella más de las más de 200,000 millones que orbitan el centro de nuestra galaxia denominada como la Vía Láctea, que a su vez tan solo es, una de las 100,000 millones de galaxias hasta ahora descubiertas y parece que aún hay más.
Autor: Jorge Arena Elizondo
Publicado: 23 de Octubre de 2021
Fuente: https://columnaperspectivas.com.mx/perspectivas/294-nuestra-esencia-humana.html