- El 26 de marzo de 1833, el Congreso del Estado decretó la creación del Batallón Primer Ligero de Guanajuato, antecedente directo de las FSPE.
- Desde la Intervención Norteamericana hasta la Revolución, como guardia presidencial de Benito Juárez y en desastres como las inundaciones de León e Irapuato, la historia de las FSPE es una lección de sacrificio, lealtad y transformación.
Guanajuato, Gto., a 26 de marzo de 2025.- Hace exactamente 192 años, el Congreso del Estado de Guanajuato emitió el Decreto Legislativo número 199, que dio origen formal al Batallón y Escuadrón de Seguridad del Estado, llamado Batallón Primer Ligero de Guanajuato, conformado en ese entonces por 175 elementos: 123 del Batallón de Infantería y 52 del Escuadrón de Caballería. Así nació una de las instituciones más antiguas y de más larga tradición en México: las Fuerzas de Seguridad Pública del Estado (FSPE).
El decreto, que data del 26 de marzo de 1833, establecía que los miembros debían ser ciudadanos guanajuatenses de reconocida conducta y valentía, y que el cuerpo debía ser sostenido con recursos estatales, bajo un modelo de disciplina y honor. Su propósito: preservar el orden interno y servir a la patria.
Ese espíritu no tardó en ponerse a prueba. El Batallón Primer Ligero participó en la defensa del país cuantas veces se hizo necesario, por ejemplo, en las guerras del siglo XIX: combatieron en conflicto separatista de Texas (1836), enfrentaron al ejército invasor en la Batalla de Monterrey, marcharon a La Angostura y Padierna durante la intervención norteamericana, escoltaron al presidente Benito Juárez cuando Guanajuato fue capital de la República en 1857, y brillaron en la exhibición militar descrita por el periódico El Monitor en 1861 como “un cuerpo comparable a los mejores de Europa”.
Ya en el siglo XX, transformados en Fuerzas de Seguridad Pública del Estado, asumieron un nuevo rostro ante una nación que se transformaba. Durante la Revolución Mexicana, el Bajío se convirtió en un crisol de batallas que marcaron el rumbo del constitucionalismo. En ese contexto, los integrantes de fuerzas estatales defendieron el orden, la legalidad y la estabilidad social.
En 1938 adoptaron el nombre de Policía General de Seguridad Pública, y en 1945 se transformaron en la Dirección de las Fuerzas de Seguridad, con una estructura y presencia más amplia en la entidad.
En 1962, por orden del Ejecutivo estatal, se retiró el uniforme similar al del Ejército Federal y se eliminó la caballería, marcando así el fin de una era y el inicio de su profesionalización civil.
Durante las primeras décadas del siglo XX conservaron un carácter semi-militar y un profundo arraigo local: desde los años 50 operaron desde el Cuartel de San Pedro, luego en Pastita, y más tarde, en Marfil, donde permanecieron hasta 1990.
Con el paso del tiempo, las FSPE también consolidaron su papel como una institución solidaria y dispuesta a tender la mano en los momentos más difíciles. Durante las devastadoras inundaciones de León (1926) e Irapuato (1973), sus integrantes colaboraron en tareas de rescate, evacuación y auxilio directo a familias enteras, atravesando calles anegadas y zonas de riesgo para ayudar con humanidad y valentía a quienes sufrieron estas tragedias.
A partir del año 2001, ya como Comisaría General de las FSPE, se integraron al modelo de seguridad estatal. En 2024, tras una reforma a la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo, la entonces Secretaría de Seguridad Pública adoptó el nombre de Secretaría de Seguridad y Paz y amplió su estructura con nuevas áreas especializadas para fortalecer su capacidad operativa. Ese mismo año se presentó la estrategia Coordinación Operativa de la Nueva Fuerza de Inteligencia Anticrimen (CONFIA), que articula inteligencia, investigación, cercanía y proximidad con una visión de construcción de la paz.
Hoy, las FSPE no solo patrullan los 46 municipios de Guanajuato: investigan, combaten delitos, cuidan, previenen y salvan vidas. Conformada actualmente por 3 mil 900 integrantes, esta corporación conserva el espíritu del Batallón Primer Ligero para cumplir su vocación de proteger a las y los guanajuatenses, como lo dice su himno: con honor, sacrificio y lealtad.
Ser parte de las FSPE va más allá de portar un uniforme: es llevar sobre los hombros casi dos siglos de historia, disciplina y entrega. Una historia que honra su pasado, se siente con orgullo en el presente y sigue en marcha, con los pies en el territorio y la mirada puesta en la paz.