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Los flujos de remesas desafían las previsiones y siguen siendo sólidos durante la crisis provocada por la COVID-19

Remesas 2021

Redacción

CIUDAD DE WASHINGTON, 12 de mayo de 2021. Pese a la COVID-19, los flujos de remesas demostraron su resiliencia y disminuyeron menos que lo previsto en 2020. Según la última edición de la Reseña sobre migración y desarrollo, los países de ingreso bajo y mediano recibieron flujos de remesas registrados oficialmente por USD 540 000 millones en 2020, apenas un 1,6 % por debajo del total de USD 548 000 millones de 2019.

La disminución de 2020 fue menor que la que se produjo durante la crisis financiera mundial de 2009 (un 4,8 %). También fue bastante inferior a la caída de los flujos de inversión extranjera directa (IED) a este grupo de países, que sin incluir los flujos provenientes de China, disminuyeron más de un 30 % en 2020. Como resultado, durante 2020, los flujos de remesas a los países de ingreso bajo y mediano superaron los volúmenes de IED (USD 259 000 millones) y de asistencia externa para el desarrollo (USD 179 000 millones).

Los principales factores que sostuvieron los flujos incluyeron los estímulos fiscales otorgados en los países de destino de los migrantes, que mejoraron las condiciones económicas con respecto a las previsiones; la transición del dinero en efectivo al dinero digital para el envío de remesas, y de los canales informales a los formales, y los movimientos cíclicos en los precios del petróleo y de los tipos de cambio. Se estima que el verdadero volumen de las remesas, que incluye los flujos formales y los informales, es superior a los datos oficiales, si bien el alcance de los efectos de la COVID-19 sobre los flujos informales no está claro.

“Mientras la COVID-19 sigue devastando las vidas de las familias en todo el mundo, las remesas continúan siendo vitales para las personas pobres y vulnerables”señaló Michal Rutkowski, director mundial del Departamento de Prácticas Mundiales de Protección Social y Trabajo del Banco Mundial. “Las respuestas de políticas de apoyo y los sistemas nacionales de protección social deben abarcar a todas las comunidades, incluidos los migrantes”.

Los ingresos de remesas aumentaron en América Latina y el Caribe (6,5 %), en Asia meridional (5,2 %) y en Oriente Medio y Norte de África (2,3 %). Sin embargo, cayeron en Asia oriental y el Pacífico (7,9 %), en Europa y Asia central (9,7 %) y en África al sur del Sahara (12,5 %). El declive en los flujos enviados a África al sur del Sahara respondió casi en su totalidad a una caída de un 28 % en los flujos de remesas a Nigeria. Si se excluyen los flujos a Nigeria, las remesas enviadas a África al sur del Sahara aumentaron un 2,3 %, lo que demuestra su resiliencia.

El desempeño relativamente sólido de los flujos de remesas durante la crisis provocada por la COVID-19 también pone de relieve la importancia de disponer oportunamente de datos. Dada la creciente importancia de las remesas como fuente de financiamiento externo para los países de ingreso bajo y mediano, es necesario mejorar las actividades de recopilación de datos sobre las remesas, en aspectos referidos a la frecuencia, la disponibilidad de los datos en tiempo casi real y la granularidad por corredor y canal.

“La resiliencia de los flujos de remesas es notableLas remesas están ayudando a satisfacer la creciente necesidad de las familias de contar con medios de subsistencia”, dijo Dilip Ratha, principal autor del informe sobre migración y remesas y director de la Alianza Mundial de Conocimientos sobre Migración y Desarrollo (KNOMAD). “Ya no pueden considerarse como insignificantes. Hace casi dos decenios que el Banco Mundial viene haciendo un seguimiento de los flujos migratorios y de remesas, y estamos trabajando con Gobiernos y asociados para elaborar datos oportunos y lograr que los flujos de remesas sean aún más productivos”.

El Banco Mundial ayuda a los Estados miembros a hacer el seguimiento de los flujos de remesas a través de diversos canales, así como de los costos y la facilidad para el envío de dinero, y de las regulaciones dirigidas a proteger la integridad financiera que afectan los flujos de remesas. Trabaja con los países que integran el Grupo de los Veinte (G-20) y con la comunidad internacional para reducir los costos de las remesas e incrementar la inclusión financiera de los pobres.

Conjuntamente con el crecimiento mundial previsto para 2021 y 2022, se espera que los flujos de remesas hacia los países de ingreso bajo y mediano aumenten un 2,6 % en 2021 para alcanzar los USD 553 000 millones, y un 2,2 % en 2022 para llegar a los USD 565 000 millones. Mientras que varias naciones de ingreso alto han logrado avances importantes en la vacunación de sus poblaciones, las tasas de contagio continúan siendo altas en muchas de las principales economías en desarrollo, y las perspectivas para las remesas siguen siendo inciertas.

Durante el cuarto trimestre de 2020, el costo mundial promedio de enviar USD 200 se mantuvo en un 6,5 %, una tarifa elevada que duplica con creces la meta del 3 % que se establece en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Con un 4,9 %, Asia meridional tuvo los costos promedio más bajos para el envío de remesas, en tanto que los más altos siguieron registrándose en África al sur del Sahara, con un 8,2 %. Para respaldar la infraestructura de remesas y preservar los flujos, es necesario esforzarse para reducir los costos.